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Foto: Facebook/Ciidh ong |
Jorge Santos1
OPINIÓN
En
1982 se desarrollaba parte de la historia más cruenta del Conflicto Armado
Interno y con ello una de las campañas de terror de las fuerzas armadas del
Estado guatemalteco más crueles, inhumanas y a todas luces más feroces en
contra de población en diferentes regiones del país. En San Juan Cotzal,
municipio que junto a Santa María Nebaj y San Gaspar Chajul compone el Área
Ixil, fue escenario de dicha campaña.
Sobrevivientes
de una de las tantas masacres ocurridas en dicho año relató, al Centro
Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos –CIIDH-, que en la Aldea
Chinimaquin, de San Juan Cotzal posterior a los hechos en donde elementos del
ejército junto a patrulleros de autodefensa civil masacraron principalmente a
jóvenes, mujeres y hombres adultos, agarraron a niñas y niños sobrevivientes y
los trasladaron al municipio de Cunén, siempre del departamento de Quiché, para
ser “entregados” a familias con pocos hijos; incluso algunos patrulleros se
quedaron con niños y niñas que sobrevivieron a la masacre en Chinimaquin.
El
hecho descrito anteriormente, evidencia en buena medida los elementos de prueba
presentados por el Ministerio Público y los querellantes en el proceso judicial
emprendido hace más de 13 años por los delitos de Genocidio y Deberes Contra la
Humanidad y por los cuales, los generales Efraín Ríos Montt y José Mauricio
Rodríguez Sánchez, enfrentarán Juicio Oral y Debate Público. Ejecuciones
extrajudiciales, detención ilegal, desaparición forzada, desplazamiento forzoso
de población, violencia sexual contra mujeres, robo y quema de viviendas
formaron parte del denominador común de las masacres cometidas por el ejército
de Guatemala contra población civil.
Sin
lugar a dudas, el debate incrementó frente a la resolución emitida por el
Juez Primero B de Mayor Riesgo Miguel Ángel Gálvez, quien en base a lo
escuchado y aportado por las partes procesales, decidió que los Generales
Ríos Montt y Rodríguez Sánchez enfrenten Juicio Oral por los Delitos de Genocidio
y Deberes Contra la Humanidad. Voces minoritarias se elevan exigiendo
aquel viejo privilegio llamado Impunidad; otras vociferan que los terribles
actos de violencia, inhumanidad e ignominia están basados en personalidades
individuales y que como tal deben de ser abordadas. Las mayoritarias
voces, afincadas en el Pueblo y particularmente en las y los sobrevivientes del
Conflicto Armado Interno reclaman, con la boca inundada de verdad, JUSTICIA, ni
más ni menos que eso: JUSTICIA.
Más
que la personalidad individual de una persona, el General Efraín Ríos Montt se
configuró en un escenario más amplio, es decir a lo largo de los 36 años
de Conflicto Armado Interno, se desarrollaron acciones encaminadas a eliminar
lo que el Ejército y la oligarquía, consideraron como “enemigo interno”.
Este elemento de diversas fuentes -ideológica, económica, política y social-,
propició momentos de represión selectiva y otras de represión masiva; por lo
que se interpreta que la política profundizada en el gobierno de facto del
General Efraín Ríos Montt, fue la de represión masiva, con fines de aterrorizar
y eliminar a la población civil, la cual era considerada por esta visión del
“enemigo interno” como la base social y apoyo de los movimientos
revolucionarios en el país.
Por
lo tanto, más que considerar características de la personalidad individual, el
General Efraín Ríos Montt formó parte de la cúpula militar que bajo el amparo
de la oligarquía guatemalteca, profundizó e ideó un plan deliberado,
sistemático y organizado que dio vida a la orgia de sangre impulsada por el
ejército y que tuvo como resultado más de 400 de las 626 masacres que
realizaron a lo largo de los 36 años de Conflicto Armado Interno, se abrieran
los procesos de fuero especial y se ejecutará a personas sin las garantías
judiciales que tanto instrumentos internacionales, como el marco jurídico
guatemalteco planteaban para la época.
Cabe
destacar que el sólo hecho de que el Juez Miguel Ángel Gálvez, resolviera que
un ex jefe de Estado de Facto y el Director de Inteligencia Militar atravesaran
por la fase de Juicio Oral y Debate Público, sienta un precedente histórico e
importante en cuanto al acceso a la justicia que miles de víctimas del
Conflicto Armado Interno han esperado durante años.
Por
otro lado, la resolución emitida por el Juez Gálvez sienta un precedente
importante en materia de derechos humanos, en tanto que la misma se fundamenta,
tanto en lo que concierne a la legislación guatemalteca, así como en los
instrumentos internacionales que en materia de derechos humanos ha ratificado
el Estado guatemalteco, en particular lo relacionado al delito de Genocidio y
Deberes contra la Humanidad.
Adicionado
a lo anterior, el juzgar a los General Efraín Ríos Montt y Rodríguez Sánchez
representa un paso más en los avances que el país debe de dar para garantizar
la justicia transicional, en tanto que el Derecho al Acceso a la Justicia,
pudiera estar cada vez más cerca para la víctimas del Pueblo Ixil que sufrieron
Genocidio, tal como lo representaría para aquellos niños y niñas sobrevivientes
de Chinimaquin. Consolida el Estado de Derecho en tanto que ambos están
atravesando por un proceso en el cual tienen todas las garantías judiciales
establecidas en Ley, circunstancia que jamás les fuera concedido a las víctimas
del Conflicto Armado Interno.
Durante
años los sobrevivientes y familiares de las víctimas del CAI, junto a
organizaciones de derechos humanos han realizado esfuerzos significativos para
recopilar y sistematizar los elementos que constituyen la prueba contundente de
los delitos que se le imputan a ambas personas y a otros cobardes jefes
militares y ex ministros de gobernación que aún se encuentran prófugos de la
justicia.
Sin
lugar a dudas, este es tan sólo un paso más, al cual habrá que ir
adicionando otros para alcanzar la tan anhelada Justicia Transicional. Una
Política Pública de Reparación Integral a las Víctimas, reconstrucción y
recuperación de la Memoria Histórica de los Pueblos, que habitan estos
territorios; acceso a la Justicia configurarán el camino que garantizará que
tan oprobiosos actos no puedan ser repetidos jamás.
Nuestro
reconocimiento y admiración profunda a las y los sobrevivientes del Conflicto
Armado Interno, a las organizaciones de derechos humanos que les acompañan;
hombres y mujeres que desde su lucha y trabajo cotidiano construyen otra
Guatemala posible.
1
Coordinador General del Centro Internacional para Investigaciones en Derechos
Humanos –CIIDH-
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