Por Rony López
Apoyo a Espacio Abierto Prensa
Con la mochila llena de cuadernos
en blanco, donde se escribirán las páginas de la vida, con el corazón lleno de
entusiasmo y alegría, pero con la timidez y el nerviosismo propios del inicio
de un nuevo año escolar, los estudiantes regresan a las aulas, al reencuentro
de los nuevos o viejos compañeros con quienes compartirán sueños e ilusiones
para llegar a ser mujeres y hombres capaces de aportar, un día no muy lejano, al
desarrollo personal, familiar y social.
El ambiente especial que se vive
en este inicio de clases provoca sentimientos y emociones que generan una gran
energía positiva, para que estudiantes, maestros, padres de familia y
autoridades asuman cada uno el papel que les corresponde para cumplir con
responsabilidad la tarea más noble y
humanitaria: “educar”; entendido no como la cantidad de conocimientos que el
alumno debe aprender, sino, como aquellos aspectos que aportan a la formación
de valores, tan necesarios en nuestra sociedad actual, y que trasciendan hacia
una educación que forme al alumno con aptitudes y actitudes que permitan las
buenas relaciones sociales y las capacidades técnicas y científicas para dominar y sobresalir en el campo que
será su pasión y su vida.
El logro de las hoy llamadas
“competencias” será en un alto porcentaje por la dedicación de maestros y
maestras para realizar su trabajo; empezando por la responsabilidad de asistir
de lunes a viernes a las aulas y de cumplir con las cinco horas de clases
diarias, además de la aplicación de métodos y técnicas pedagógicas que faciliten
el aprendizaje de los alumnos; sin dejar a un lado el carisma y la vocación docente,
como piedra angular en la educación.
Con respecto a los padres de
familia, debe ser el amor y la ternura hacia sus hijos, el principal
aporte para desarrollar en ellos seguridad;
ya no los regaños, los castigos físicos o la presión psicológica como
erradamente se creía; además de la constante comunicación para generar la
confianza entre padres e hijos para superar todos juntos los obstáculos y
dificultades.
La plana mayor de este proceso
corresponde a las autoridades educativas; desde el presidente de la república y
la señora ministra hasta el director de la escuela, quienes tienen en sus manos
la toma de importantes decisiones para proveer a los alumnos de las políticas, estrategias,
herramientas y recursos necesarios para favorecer una educación de calidad de
la cual todavía estamos muy lejos de alcanzar, porque como bien es conocido por
los guatemaltecos iniciamos nuevamente este ciclo escolar, sin la asignación de
recursos económicos para la valija didáctica, la reparación de escuelas, textos
y refacción escolar, con la esperanza que en este año no sea a mediados o casi
al final del ciclo escolar cuando llegan a las aulas los recursos, cuando ya
resultan ser gastos inútiles.
Otro de los actores indirectos de
este proceso lo constituyen los sindicatos y organizaciones de maestros,
quienes deben velar no solamente por sus intereses; situación tan cuestionada
actualmente y que representa un grave riesgo para la educación. No se puede
pensar ni mucho menos negociar los
intereses colectivos por los individuales o de grupo, se debe actuar en
beneficio y desarrollo de la educación de nuestro país.
La alegría y entusiasmo con los
que se inicia este ciclo escolar, no van a ser suficientes y pueden resultar
efímeros sino se trabaja en conjunto entre todos los actores educativos. En la
puerta que hoy se abre están presentes las amenazas de protestas y acciones de
hecho por falta de dialogo y actitudes prepotentes que no contribuyen en la
solución de los problemas; situaciones que deberían transformarse inmediatamente
por el bien de la educación de nuestros niños y jóvenes que son nuestro
presente y futuro inmediato y a quienes se les debe dar el mejor ejemplo,
procurarles las mejores condiciones, para que su vivencia y experiencia sea
diferente a la nuestra y logremos entonces esa transformación que tanto
anhelamos.
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