"La convergencia de propuestas y concretarlas en la práctica, consolida un proyecto a beneficio de la mayoría".
Es imposible ser indiferente ante cualquier hecho a los que somos testigos. Todos nos indignamos ante los sucesos sociales, económicos, culturales y políticos que afecta nuestro interés, desde la dirigencia y hacia los ejecutores dado el caso cuando no afecta con una propiedad intelectual y/o material. Siempre buscamos a quien se responsabilice por el daño. Una reacción in mediata.
Sin tener en cuenta que una de las culpas por semejante daño es nuestra, una reacción más a fondo.
Sin embargo a veces la responsabilidad no solo es de uno sino de dos o más involucrados. Si el daño es un bien físico es casi considerado la mayoría de veces un descuido. Las repercusiones son puntuales a un corto tiempo posible. Dependiendo las acuerdos que se obtienen entre los involucrados desde una plática amistosa, un acta en un bufete de abogado o la resolución de un juez desde un juzgado.
¿Qué pasa si los daños son provocados desde los sistemas de organización política de nuestros Estados y que sus repercusiones afectará a generaciones y que sus manifestaciones inmediatas indignan?
Afecta la mayoría de nuestro intereses, dado que la organización política de los Estados se enfoca en el abordaje de cualquiera de los temas.
En el contexto guatemalteco los espacios de debate sobre determinadas temáticas como la pobreza, el analfabetismo, la desnutrición crónica y aguda, la inseguridad que se engloba en derechos humanos no tiene mayor apertura, dado que los costos políticos para quienes deben hacerlo es escaso. Sus pocas soluciones -son por cultura política-, asistencialistas que no alcanzan atacar al problema a fondo, cuando por mandato constitucional el Estado debe garantizar su abordaje de una manera incluyente y transparente. Mientras tanto no ha sido posible dado que el modelo socio económico se impone desde intereses particulares y corporativas que dejan elaborar un proyecto de beneficio y costo social.
En tiempos de elecciones siempre se nos ofrece soluciones estructurales, sin embargo, solo son discursos mal elaborados concientemente porque nuestra organización política no rige de manera estricta a los ejecutores, el objetivo del modelo que opera en nuestro país para su beneficio.
Los muchos esfuerzos para contrarrestar los problemas son hechos desde la sociedad civil y las organizaciones comunitarias. Muchos habitantes están decepcionados, frustrados; están aislados de este tipo de acciones sin tener en cuenta que, para buscarle solución a los problemas por lo menos hay que proponer, y para hablar de cambio tenemos que ser agente, porque, una sola golondrina no hace primavera.
viernes, 14 de noviembre de 2014
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